Hoy martes 4 de diciembre la clase de Comunicación y Educación ha acabado con una interesante discusión sobre los pocos conocimientos de los periodistas del futuro, o sea, de nosotros, aunque los profesionales periodistas del presente tampoco demuestren ir demasiado sobrados de cultura. Según el profesor Pérez Tornero, nuestra generación es, hasta el momento, la que históricamente ha tenido más información al alcance de su mano. Ciertamente, con un par de clics y tecleando unas cuantas letras podemos acceder a los contenidos más concretos y extraños gracias a la omnipresencia de Internet. Por consiguiente, el profesor nos encomendaba, como futuros periodistas (incultos o no), la responsabilidad de aprovechar para el bien de la comunidad esta inédita oportunidad informativa.
Toda la discusión había empezado cuando nadie en clase había sido capaz de definir cuáles eran las funciones de la ONU (las siglas sí que las sabíamos, afortunadamente para el futuro del periodismo, y significan: Organización de las Naciones Unidas).
Vayamos por partes. Antes que nada, si el futuro del periodismo depende de una definición lo suficientemente clara de lo que es la ONU, no vayamos a arriesgarnos. Entre Googles, Wikipedias y sus derivados (incluso la web de la ONU, por qué no) la tarea no va a suponer mucho más de cinco minutos, contando que parafrasearé y no me limitaré a pegar directamente en la entrada la información recaptada (aunque lo último, sin duda, sea otro gran logro del que nuestra generación ha podido gozar extensamente, sobre todo para completar, con un fabuloso copiar/pegar, los trabajos académicos que hemos entregado a lo largo de nuestra carrera).
Sin más preámbulos, ahí viene el Mesías del periodismo, el esperadísimo significado de ONU. Podríamos definir la Organización de las Naciones Unidas como la mayor organización internacional del mundo, con representación de 192 países, casi todos los reconocidos internacionalmente. La ONU tiene como objetivos la cooperación internacional en aspectos como el respeto de los derechos humanos, la paz, el desarrollo económico y social, la seguridad y los asuntos humanitarios. Actualmente, su secretario general es el surcoreano Ban Ki-moon
La ONU fue creada en 1945 en San Francisco (aunque su sede sea en Nueva York), como sustituta de la Sociedad de Naciones que, creada tras la Primera Guerra Mundial para velar por la paz, había fracasado estrepitosamente en sus objetivos.
En lo que concierne a la asignatura, la ONU está estructurada en distintos organismos organizativos que se ocupan de ámbitos concretos. Así, existe la Asamblea General, el Consejo de Seguridad (en el que cinco países privilegiados tienen derecho a veto), el Consejo Económico y Social, la OMS (Organización Mundial de la Salud), y la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), que aporta su granito de arena a la paz mediante la promoción de la cultura, la ciencia y las comunicaciones (en el que la alfabetización mediática ocupa un puesto relevante).
En aspectos más concretos, la ONU se financia mediante las contribuciones obligatorias de los países miembros y con las aportaciones voluntarias que los Estados, las organizaciones o los particulares hacen a agencias concretas de la asociación internacional. Su carta de principios se materializa en políticas y medidas concretas como las ayudas humanitarias, cuando se producen catástrofes en algún lugar del mundo, o el envío de cascos azules en lugares que sufren conflictos armados.
Consciente de que con esta definición el periodismo ha ganado algo de oxígeno, al menos para los próximos segundos, no está de más una pequeña justificación que explique por qué nuestra generación parece no dar la talla.
En primer lugar, cabe aclarar que seguramente la teoría de que las nuevas generaciones no están lo suficientemente preparadas puede pecar de tópica y de muy gastada. Suena a: “los jóvenes de hoy en día...”. En segundo lugar, puede que la posibilidad de acceder a la información con más facilidad no tenga que traducirse obligatoriamente en una mayor capacidad almacenadora y memorística de nuestra mente. Del mismo modo que la eclosión en nuestras vidas de las preciadas calculadoras nos libró en más de un examen de intentar sin demasiado éxito difíciles cálculos mentales y nos facilitó el trabajo, los ordenadores (cada vez con más capacidad), permiten liberar un poco nuestros atormentados discos duros, tan atrofiados por estudios de última hora a lo largo de nuestras vidas.
La situación tampoco es tan trágica. Bien visto, lo que ha ocurrido en el día de hoy es una muestra del poder de las nuevas tecnologías. Mientras que esta mañana todo eran divagaciones y rodeos sobre la ONU, unas horas más tarde, tras cinco minutos frente al ordenador, Internet nos permite exponer definiciones sobre la Organización de las Naciones Unidas con todo tipo de virguerías y filigranas.
No saber definir la ONU tampoco es tan grave. Ahora ya sabemos cómo hacerlo, pero mañana, o pasado, un nuevo concepto, quizás camuflado entre siglas infranqueables, hará otra vez temblar el periodismo. No obstante, siempre nos quedará Wikipedia...